E.N.C. de Benito Juarez hasta Peña Nieto
- Carlos Hernández Gámez
- 15 abr 2015
- 7 Min. de lectura
El 9 de octubre se celebra el “Día Mundial de la Visión” una iniciativa de la Organización Mundial de la Salud y de la Agencia Internacional para la Prevención de la Ceguera (IAPB) que busca prevenir y reducir la ceguera y la deficiencia visual a nivel mundial. Ya que de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud existen 289 millones de personas en el mundo con impedimentos visuales, de entre esos, 39 millones sufren de ceguera.
En México cifras oficiales indican que un millón 795 mil personas padecen alguna discapacidad. De acuerdo con datos del INEGI 45.3 por ciento de esta población tiene discapacidad motriz, 26 por ciento visual; 16.1 mental; 15.7 auditiva; y 4.9 por ciento del lenguaje. De ellos 52.6 por ciento son hombres y 47.4 por ciento mujeres. De esa manera la ceguera o debilidad visual se ubica en el segundo lugar entre las discapacidades que afectan a nuestra población.
Uno de los mayores problemas que enfrentan las personas ciegas es el de la educación. En el 2009 la titular del programa de discapacidad del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Amalia Gamio Ríos, advirtió que a pesar de que la educación es un derecho, sólo el dos por ciento de las personas discapacitadas a nivel internacional tienen acceso a ella. Y en una nota publicada en La Jornada en 2005, Gamio Ríos habló acerca de la educación para personas ciegas "no se tienen que hacer grandes inversiones para garantizar una educación incluyente que les permita asistir a escuelas regulares y contar con profesores de apoyo debidamente capacitados, a fin de asegurar una mejor inserción laboral en un futuro".
Por suerte, en la Ciudad de México existe una escuela especial dedicada a atender a todas las personas que presentan discapacidad visual. La Escuela Nacional para Ciegos (ENC) “Ignacio Trigueros” ubicada en el centro histórico, entre Loreto y Mixcalco, es un lugar que pasa desapercibido para muchos -incluidos los que padecen de esta discapacidad-. Sin embargo, cada año la institución cuenta con alrededor de 180 alumnos que con ganas y deseos de superación acuden a las aulas para comenzar sus estudios.
La única con más de 140 años
La Escuela Nacional para Ciegos tiene 144 años de existir, y fue la primera de su tipo en Latinoamérica, creada en 1870 durante el gobierno del presidente Benito Juárez, por el licenciado Ignacio Trigueros, quien previamente había fundado la Escuela de Sordomudos durante el Segundo Imperio, y luego de restituirse la República, crea en el Distrito Federal la escuela que lleva su nombre y que dirigió hasta su muerte en 1879. Actualmente la ENC es una institución que depende totalmente del gobierno y pertenece a la Dirección de Educación Especial.
De acuerdo con la directora de la escuela Rosa García, el edificio cuenta con alrededor de 20 aulas y una plantilla de profesores “grande” (38 en total) en donde algunos son especialistas en la enseñanza para ciegos, otros son profesores de otras escuelas y varios presentan la misma discapacidad que los alumnos. También la escuela cuenta con biblioteca, gimnasio, lavandería, cocina, comedor y dormitorios.
La Escuela Nacional para Ciegos es la única a nivel nacional, y sólo atiende a adultos, pues en la Ciudad de México existe el Instituto Nacional para Niños Ciegos y Débiles Visuales. Por lo que la escuela atiende no solamente a las personas que residen en la ciudad, también cuenta con un internado que le permite dar servicios a invidentes de otros estados del país. Rosa García, estima que de los 180 alumnos que en promedio tienen al año, un 50 por ciento se trata de estudiantes de otros estados.
El internado es una gran ventaja para los interesados en estudiar, pues la ENC no otorga ningún tipo de becas, pero en su lugar el ofrecen a los estudiantes servicio de comedor, lavandería y por supuesto su estancia por el tiempo que deseen estudiar.
Ya que la escuela se dedica a atender adultos, la edad mínima para poder acceder a esta es de 15 años en adelante. Cuenta con tres servicios: primaria, secundaria y una carrera técnica en Masoterapia. Para comenzar la primaria o secundaria los interesados sólo deben inscribirse a la escuela, pero para iniciar la carrera técnica los aspirantes deben presentar un examen de admisión y tener concluida la secundaria.
El programa de estudios para primaria y secundaria es elaborado por la Secretaría de Educación Pública (SEP) mientras que el de la carrera técnica es realizado por la Dirección General de Educación Tecnológica Industrial (DGETI) por lo que la Escuela Nacional para Ciegos no se involucra en el plan de estudios. El tiempo que dura el estudio de la primaria y secundaria es de un año respectivamente, mientras que para la carrera de Masoterapia los alumnos deben prepararse 3 años y al terminar se les otorga un título.

Publicidad de boca en boca
Uno de los problemas que enfrenta la tan antigua escuela es el de la difusión de su servicio. El gobierno no realiza campañas en los medios de comunicación para difundir la existencia de la ENC. La directora del plantel dice que ellos no pueden hacer mucho por crear una campaña extensa, pues la tarea dependería de la Dirección de Educación Especial. Lo único que ha logrado la escuela es darla a conocer en hospitales y centros especializados en tratar la ceguera, como el Hospital de la Luz.
Otra acción para dar a conocer la escuela es que se les pide a los alumnos que vienen de otros estados, que cuando regresen a sus hogares informen sobre la institución a sus similares, para que también tengan la oportunidad de estudiar.
Sin embargo, para los estudiantes de la Escuela Nacional para Ciegos existe la otra cara de la moneda, pues aunque aparenta ser una institución comprometida totalmente con el desarrollo e integración social de los estudiantes, la administración los obstaculiza en varias formas.
Víctor Díaz un alumno de 18 años que actualmente cursa el tercer semestre de la carrera técnica de Masoterapia, cuenta lo que los estudiantes viven dentro y fuera de la escuela.
El joven estudiante desde su nacimiento ha sido ciego, por lo que él dice “estoy totalmente acostumbrado a mi vida, desde niño aprendí a leer y escribir en braille, después a viajar solo, y realmente no pienso que la vida sea difícil para los ciegos, el que se hace la vida dura es uno mismo”. Víctor curso sus primeros estudios en el Instituto Nacional para Niños Ciegos y Débiles Visuales y después la secundaria en una escuela diurna, donde nunca tuvo problemas con su discapacidad y pudo terminar satisfactoriamente sus estudios en ese nivel.
No decidió continuar con el bachillerato, sin embargo su hermana, que también es ciega curso la carrera técnica de Masoterapia en la Escuela Nacional para Ciegos y convenció a su hermano de hacer lo mismo, por eso ahora a diario viaja de Huixquilucan al Centro de la Ciudad con el objetivo de obtener su título como masajista.
A diario, después de clases Víctor lleva su silla shiatsu al parque Loreto, frente a la iglesia Santa Teresa La Nueva, para dar masajes a todos los transeúntes que buscan liberar su tensión a través de este medio. Siempre desde las 4 hasta las 7 de la noche Víctor atiende entre 7 y 9 pacientes. El estilo de masajes que él y otros compañeros practican es el sueco y shiatsu. En el primero se ejecutan, roses, amasamientos y fricciones sobre los pacientes y en el segundo se trabaja a base de presión con los dedos, de ahí el nombre shiatsu que en español significa presión en zonas del cuerpo.
Poca bonanza para los alumnos
Para Víctor, la nueva administración que tiene la escuela está en decadencia pues Rosa García no está capacitada para el puesto, y a la cual define como una persona “prepotente”, esto respaldado por lo siguiente: “Me ha querido sacar mi silla de la escuela como si le estorbara, hay otros que están aquí que no hacen nada y no los corren, o todos parejos o ninguno”.
Ya con 4 años en el cargo la directora no ha hecho caso a varias demandas de los estudiantes, como el mejoramiento de los dormitorios para los que se internan en la institución, Víctor cuenta que se encuentran muy deteriorados y en ocasiones hay hasta ratas y cucarachas. “Justo hoy me acaban de contar que se metió una rata en la semana a un cuarto, ya se le dijo a la directora, pero no les hace caso”.
También destaca que los recursos con los que cuenta la escuela no se encuentran en muy buen estado: “las computadoras no funcionan adecuadamente, se traban seguido, seguro han de tener un montón de virus porque nadie les da mantenimiento, la biblioteca no cuenta con textos más modernos, el gimnasio ahora se encuentra mejor, ya que una fundación alemana donó dos máquinas de ejercicio especiales, pero si no fuera por eso igual estaría deteriorado”. De igual manera considera que el servicio de comedor es deficiente, pues no reciben la alimentación que debería ser la adecuada.
Víctor que proviene del Estado de México solicito el derecho al internado, pues son más de dos horas de recorrido las que todos los días debe hacer para llegar a sus clases, sin embargo no le fue autorizado por la directora, argumentando que el internado debía priorizarlo a los que vienen de provincia. A él no le disgusto la decisión pues considera que si está bien que le den la oportunidad a los que vienen de más lejos, pero él ha sabido de casos en que la directora les ha negado el servicio a jóvenes provenientes de otros estados del país y considera: “son injusticias, pero a la directora no se le puede hacer nada, la protegen desde arriba, ya muchos se han quejado de ella, me parece que ya hasta tiene una demanda”.
Por último algo que también ha estado afectando a los estudiantes de la carrera técnica y que buscan ganar un poco de dinero para mantenerse ellos y sus estudios es que mucha gente ha copiado la idea de dar masajes en las calles: “muchos ya hasta trajeron sus camas de masajes, prácticamente hicieron consultorios portátiles y para colmo es gente que ve, eso nos ha bajado el número de clientes”.
La Escuela Nacional para Ciegos si bien no es una institución mala, podría mejorar en muchos aspectos, para que de verdad los estudiantes logren superarse y se sientan contentos con el trato y las atenciones que reciben.
Hacen falta más escuelas dedicadas a atender a este sector de la sociedad, pues ha quedado demostrado que el índice de personas que se superan académicamente es muy bajo, pero que existe el potencial en esas personas para conseguir buenos resultados, no sólo para el bien de su comunidad sino para toda la sociedad en general.
También es importante que la Escuela Nacional para Ciegos recibiera un mayor apoyo por parte de la sociedad y de las mismas autoridades a cargo, pues como se dijo al principio, casi pasa desapercibida para todos. Se necesita que realmente las personas a cargo de la educación de los ciegos realmente se comprometan con ello, y que de verdad los ayuden a mejorar su calidad de vida y de superarse tanto académicamente como laboral.
Comments